Mi compañero Javier Lacort, en la imagen, sabe usar Photoshop, desde luego. Y a pesar de ello, jamás habría podido coger su foto original de la izquierda para convertirla en la de la derecha. No con esa precisión y acabado tan realista. Porque para eso debería
haber sido un mago de Photoshop y dedicarle horas a ese proceso. Pero no hizo falta, porque hoy en día hacer algo así
es coser y cantar. Basta con ir a la web de Gemini, poner la foto original, añadir una foto de la camiseta y decirle a Gemini que te coloque en el césped de Mestalla. Que es lo que hizo él con el nuevo y revolucionario modelo de IA de Google,
popularmente conocido como "Nano Banana".
El resultado, como podéis comprobar, es sencillamente alucinante. No es ya solo que la IA sea capaz de entender lo que quieres y ejecutarlo, es que mantiene la consistencia de la escena y la persona sin modificar sus rasgos: respeta todo el entorno, y es capaz de adaptarlo a tu petición. Es como tener a un experto en Photoshop que trabaja por ti y que además te resuelve el problema en unos segundos. Y eso significa una cosa:
Que Photoshop está en problemas.
Y lo está por la sencilla razón de que la herramienta de Google plantea una alternativa letal. Es demasiado sencilla de usar, demasiado potente, demasiado eficaz. Aunque sin duda Photoshop seguirá siendo útil para cierto nicho de usuarios, de repente muchas de sus prestaciones parecen innecesarias porque esta IA —
y otras del estilo, como la de Alibaba— democratizarán el uso de apliaciones que antes nos parecían difíciles de usar. Ya no tendremos que dedicar horas a aprender cómo manejar Photohop, o Excel, o una consola en Linux, porque bastará con decirle a una IA lo que queremos.
Y eso es un cambio de paradigma total. Uno que además se libra en gran medida del gran problema de la IA: que inventa cosas. Aquí el resultado es determinista, y está claro cuándo funciona o cuándo no. Al generar una imagen, podemos decirle "así no". Cuando creamos una tabla de Excel, podremos comprobar que la fórmula hace lo que queríamos —
cuidado con esto, eso sí—. Y cuando queramos crear un script en la
consola Bash de Linux, podremos hacerlo sin haber tocado nunca ese tipo de lenguaje de programación.
En cierto modo ocurrirá lo que 'Matrix' predecía. Cuando Neo se sentó para ir aprendiendo distintas artes marciales y de repente, tras levantarse, dijo "
Ya sé kung-fu". Sin esfuerzo, sin horas de aprendizaje, sin sudor.
Nano Banana, como sus rivales,
plantean lo mismo. Un "Ya sé Photoshop" sin haber invertido tiempo en aprender a manejarlo. Esto, queridos lectores, es espectacular.
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