En España creíamos estar acostumbrados a los incendios, pero lo de este verano está siendo
tristemente extraordinario. La situación, afortunadamente ahora mucho más controlada, ha llegado a ser extrema. Se estima que los incendios de este año han arrasado ya más de
340.000 hectáreas, además de costar la vida a (al menos) ocho personas. La voracidad de estos eventos ha sido tal que estamos asistiendo a los llamados
incendios de sexta generación, y los bomberos españoles han estado especialmente pendientes de una cosa:
la regla del 30-30-30.
La situación nos ha permitido comprobar cómo hoy en día
vivir cerca del monte es más que nunca un riesgo, pero desde luego hay áreas en las que el castigo de los incendios va más allá. Lo hemos visto en
ese "triángulo del fuego" español y que afecta a parte Orense, León y Zamora.
Hay no obstante lecciones aprendidas que demuestran que prevenir es mejor que curar. Lo saben bienen Soria
con su"suerte de pinos", y ahora hay quien deja claro que el culpable de los incendios actuales de España se encuentra meses atrás, en la
falta de bomberos trabajando en invierno. Es un tema delicado y polémico y que siempre ha generado una pregunta —"¿prohibe España limpiar el monte?"—
con una sencilla respuesta.
Los efectos derivados de los incendios, han sido enormes, sobre todo con esa cara oscura de los desastres ambientales y económicos que generan. Para empezar,
el sector agrario, que tiene
mucho que perder con esta crisis, aunque
no esté solo. Pero como suele suceder, lo que es terrible para muchos puede acabar siendo extraña y terriblemente lucrativo
para otros. Y mientras, muchas tragedias personales y, eso sí,
algún que otro héroe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario