OpenAI ha vivido la que probablemente es la semana más importante de todo el año y una de las más importantes de su historia. Empezó fuerte cumpliendo una promesa largamente esperada: lanzó sus
primeros modelos abiertos, y con ellos nos demostró que era posible
montar un ChatGPT gratuito en nuestro PC.
Nosotros hemos probado uno de estos modelos y lo cierto es que
las primeras impresiones han sido estupendas. Puede que no sea el más avanzado de los modelos abiertos disponibles —
Qwen3, de Alibaba, es especialmente popular—, pero este es un paso significativo por parte de una empresa que parecía haber cerrado esa puerta y que ahora ha vivido
su particular momento DeepSeek.
Pero el segundo gran momento de la semana deja pequeño a ese primer anuncio. Se trata del
lanzamiento de GPT-5, la quinta generación de su modelo fundacional. No se producía un salto tan importante (al menos, teóricamente) desde marzo de 2023, cuando llegó el
fabuloso GPT-4. Llevamos mucho esperando este nuevo modelo, pero la cosa se complicó. Parecía estar
a la vuelta de la esquina hace nada menos que quince meses, pero pronto empezaron a aparecer datos preocupantes. Se habló de
desaceleración de la IA, y la llegada de GPT-4.5 supuso el
primer gran fiasco de la empresa.
GPT-5
necesita dar un salto enorme en su capacidad. Y lo necesita para poder seguir
liderando este mercado y así lograr que los inversores sigan invirtiendo en ella. De momento los benchmarks son positivos, pero la evolución —como esperábamos— es aparentemente modesta. Correcta, pero no excepcional.
Lo que importa quizás es cómo ha cambiado
la forma de plantear ChatGPT, que ahora "
elije por nosotros" qué tipo de modo de funcionamiento necesita para respondernos. Eso es una buena noticia por un lado, pero también
lo es mala por otro. Lo que sí es buena noticia sin más es que GPT-5 se podrá usar incluso en las cuentas gratuitas de ChatGPT. Por supuesto, con límites, porque si quieres usarlo al máximo, toca lo de siempre:
apoquinar.
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