Hace un año a Google le entró el pánico. Sus directivos declararon un "
código rojo" pocos días después de que el fenómeno
ChatGPT se convirtiese... bueno, en un fenómeno. La firma parecía tener recursos suficientes para reaccionar rápido y bien, pero hizo justo lo contrario. Reaccionó
tarde y
mal.
A partir de ahí, eso sí, se comenzaron a poner las pilas. El
lanzamiento y despliegue de Google Bard, el competidor de ChatGPT, fue mucho más pausado, pero hace meses que la firma ya dejó claro que estaba trabajando en un modelo más ambicioso
llamado Gemini.
Ese modelo
fue presentado esta semana y llegó no en una, sino en tres variantes distintas. La primera,
Gemini Pro, ya está integrada en Bard y es teóricamente superior a ChatGPT (GPT-3.5). La segunda, Gemini Ultra, llegará a principios del año que viene y supuestamente es más potente y precisa que GPT-4.
Hay una tercera y curiosa variante, Gemini Nano, más modesta pero que es precisamente la más llamativa, sobre todo porque abre las puertas de
la era de la "IA de bolsillo". De repente todos podremos llevar nuestro ChatGPT en el smartphone... aunque con (muchas) limitaciones, claro.
En Google por ahora ofrecen Gemini Nano tan solo a los usuarios de los Pixel 8 Pro, pero la opción acabará llegando a todos los móviles Android. Las prestaciones son pocas por ahora —resúmenes de conversaciones pregrabadas, generación de contestaciones a mensajes—, pero es que
esto es solo el principio. De hecho, la mejor noticia no es el lanzamiento de Gemini en sí, porque no parece tan distinto de lo que ya lleva tiempo ofreciendo OpenAI con ChatGPT.
Lo mejor es que la carrera se anima. Y eso es bueno para todos.
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