Otro año, otro Mobile World Congress 2025. Uno que sigue siendo un referente como punto de encuentro en el segmento de la movilidad y la tecnología, pero que este año nos ha dejado una sensación extraña y paradójica. En el MWC España y Europa son anfitriones, pero
nos hemos convertido en espectadores del panorama tecnológico. Como decía magistralmente mi compañero Javier Lacort, "Consumimos tecnología que no creamos. Regulamos innovaciones que no lideramos".
Hay desde luego esfuerzos para tratar de recuperar terreno, pero estos días la feria ha vuelto a demostrar que lo llamativo suele venir de fuera. Así, hemos asistido a lanzamientos sonados como el del
Xiaomi 15 Ultra o los de los
Nothing Phone (3a)/Pro. Incluso hemos podido hablar con el responsable europeo de Canva, la empresa que —con el permiso de Freepik—
trata de democratizar el diseño creativo.
Esos intentos de contar con una UE innovadora provienen (una vez más) de las operadoras.
Marc Murtra, nuevo CEO de Telefónica, desgranaba sus
desafiantes planes al frente de esta
nuevo esfuerzo. La operadora se ha unido a otras grandes telecos europeas para exigir
una nueva regulación a la UE. Una que les permita competir frente a las Big Tech de EEUU y Asia.
Eso parece difícil a priori, pero en el MWC también hemos visto tendencias llamativas como la de
sacrificar batería en los móviles delgados o la de poder usar
objetivos intercambiables acoplados a los
móviles de Realme o Xiaomi. Y también alguna que otra idea loca y maravillosa, como el
portátil con pantalla plegable de Lenovo o un singular
ordenador biológico. En el MWC cabe casi de todo, pero al MWC de 2026 le pedimos ser menos espectadores y más protagonistas.
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