Apple celebraba esta semana un evento 'Terroríficamente rápido' ('Scary Fast'), pero lo cierto es que su presentación no fue ni una cosa ni la otra. Los nuevos chips
Apple M3, M3 Pro y M3 Max por fin llegan al mercado, pero incluso presumiendo de nueva fotolitografía de 3 nm nos hemos encontrado con promesas de rendimiento más modestas de lo que esperábamos.
Incluso decepcionantes, y creemos saber el porqué. Sus nuevos chips parecen notables en GPU, sí,
pero modestos en las prestaciones de su CPU.
Es un pequeño jarro de agua fría que se ha contagiado también a los
nuevos MacBook Pro y a los
nuevos iMac, que no cambian nada por fuera y son actualizaciones también descafeinadas de unas máquinas que se supone deberían ser referentes en sus segmentos. Y por ahora lo único que realmente sorprende es lo caro que es ampliar tanto su memoria como su capacidad de almacenamiento: si quieres hacerlo tendrás que pagar
entre siete y nueve veces el precio del mercado. Es terrible.
Pero ojo, porque eso hace que el horizonte se ponga interesante: esta no es la Apple que dejaba a la altura del betún a sus rivales con sus M1 hace tres años. La empresa parece haberse relajado, y por detrás llegan rivales cada vez más voraces.
AMD y NVIDIA preparan chips ARM propios para 2025, y Qualcomm tendrá listos sus
Snapdragon X Elite a mediados de 2024.
La única que parece "pasar" de la revolución ARM es Intel, que
se mantiene firme con la tradicional arquitectura x86-64 y que prepara su propio jaque
con los Meteor Lake. Mucho movimiento en un mercado que parecía algo anquilosado y que en 2024 podría vivir uno de sus años más vertiginosos. ¿Cómo era eso de la era post-PC?
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